Cuando hago una escapada a otro país no voy pensando en buscar nada relacionado con el skate porque no suelo tener tiempo. Otra cosa muy diferente es cuando el viaje es un poco mas largo pues siempre encuentro un hueco para buscar algún spot o tienda que fotografiar (ultimamente, por cuestiones económicas, de trabajo o de tiempo este tipo de viajes son cada vez menos frecuentes).
En esta ocasión, ha sido una visita relámpago a Praga, una ciudad muy bonita, fotogénica, con mucho encanto y buena-barata cerveza. 100% recomendable.
Al atardecer, con el objetivo de esquivar las hordas de turistas que desean inmortalizar el puente de Carlos, me dirigí hacia Letná Park (localización). Había observado la zona dónde se pondría el sol y supuse que desde lo mas alto de este parque me toparía con una perspectiva diferente de la ciudad.
Crucé el puente Cechuv Most que desembocaba en dos escaleras, da igual cual de las dos elijas pues ambas van a parar al monumento del Metrónomo. En la ascensión cientos de graffitis decoraban las paredes, casi tantos como peldaños para coronar la cima (qué mayor estoy¡¡¡)
Faltaba poco para llegar a mi destino cuando escuché un sonido extremadamente característico y familiar. Sin duda era el golpe de un tail contra el suelo, ese "pop" es totalmente inconfundible.
Recobré el aliento instantáneamente al descubrir este impresionante skatepark improvisado en lo alto de la colina. Olvidé el atardecer, el puente de Carlos y su puta madre, los turistas, a mi mujer y aunque estaba a 2000 kilómetros, me sentía como en casa.
Me coloqué a una distancia prudencial pues no quería líos con los locales y me puse a tomar fotos.
Al los pocos minutos surgió uno de los comportamientos mas comunes y, al parecer, mas internacionales de los skaters: cámara = trucos frente al objetivo
Un grato momento que enriqueció, mas si cabe, la visita a esta ciudad.
Enjoy the time to give you life.
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